En efecto, la
“lotería de navidad” ha bajado su “precio”…
Estos días
han proliferado en diferentes medios de comunicación estudios de diversa índole
acerca del sorteo de navidad de la lotería nacional. La popularidad y arraigo
en la sociedad española de este sorteo es incuestionable, y prácticamente todos
los análisis destacan el hecho de que este año el sorteo se haya dificultado. Es
indudable, SELAE (Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado) ha incrementado
de 85.000 a
100.000 la cantidad de números incluidos en el sorteo. Por lo que la
probabilidad de obtener “El Gordo” es ahora de 0,00001 (que no cunda el pánico, antes
era de 0,000017).
¿Por qué se
han incrementado los números sorteados?
En mi
opinión, la intención del operador público es clara, aprovechar la popularidad
del sorteo para incrementar la recaudación por ventas (vamos, lo que haría
cualquier empresa). De hecho, casi el 28% de sus ingresos anuales por ventas
provienen de este sorteo. Así, si SELAE consigue vender toda la emisión (se
emiten 180 series de cada número, cada una de ellas dividida en décimos –
décima parte de una serie -) la recaudación del sorteo de navidad pasaría de 3.060 a 3.600 millones de
euros (generalmente las ventas alcanzan el 88% de la emisión).
En época de
crisis SELAE pretende incrementar las ventas de este sorteo, aún a costa de
hacerlo menos atractivo (más difícil) para sus potenciales consumidores, ¿menos
atractivo? No lo creo.
Esta es la parte del análisis de
la que parecen olvidarse los estudios antes mencionados. Sí, la dificultad del
sorteo ha aumentado, pero también los premios que ofrece. De hecho esta es la
clave. Así, entre diversas medidas, destaca el hecho de que la cuantía de “El
Gordo” (premio máximo del sorteo) se ha incrementado en un ¡33%! “El Gordo” ha
pasado de 540 a
720 millones de euros (de 3 a
4 millones de euros a la serie; de 300.000 a 400.000 euros por décimo). Y esto es
lo que (además de otras cuestiones de índole sociológica, cultural, e incluso
alguna que otra “externalidad” o “efecto arrastre”) verdaderamente explica la
extraordinaria demanda. Los individuos no calculan probabilidades (al menos la
gran mayoría) y desde Forrest et al. (2002) [Forrest,
D., Simmons, R. y Chesters, N. (2002) Buying a dream: Alternative models of
demand for lotto. Economic Inquiry
40: 485-496] existe el consenso entre los
economistas de que es el jackpot (premio máximo) la variable que mejor explica
la demanda de lotería.
Iré
más allá. Si se quiere ser riguroso y buscar un “precio” que determine la
cantidad demandad, en este caso, de billetes de lotería, este ha de ser el
“precio efectivo”. Desde Clotefelter
y Cook (1987) [Clotfelter,
C. y Cook, P. (1987) Implicit taxation in lottery finance. National Tax Journal 40: 533-46]
y Gulley y Scott
(1993) [Gulley, O. y
Scott, F. (1993) The demand for wagering on state-operated lotto games. National Tax Journal 46: 13-22] , entre
otros, el precio de una apuesta unitaria o billetes (décimo) de lotería se
identifica generalmente con la “pérdida esperada” ligada a la adquisición de la
misma. Esta “pérdida esperada” - o “precio efectivo” se calcula como la
diferencia entre el precio nominal del billete (décimo) de lotería y el valor
esperado de la distribución de premios asociada al mismo. Y esto casi nadie lo
tiene en cuenta.
Un ejemplo
básico.
Para
simplificar el análisis supongamos que existe una única categoría de premios
(en este caso “El Gordo”). Bajo este supuesto el “precio efectivo” de un décimo
de lotería en el año 2010 era de 16,47 euros. Tras los cambios introducidos por
SELAE, este precio es de 16 euros. ¡Ha disminuido!
[Nota: Para
calcular con precisión y de una forma más realista este “precio efectivo”
necesitaríamos de un análisis más complejo (considerando toda la estructura de
premios). Sin embargo, y volviendo a Forrest et al (2002), no perdemos rigor
suponiendo que el premio realmente relevante, es el premio máximo - “El Gordo”]
En esto
(aparte de la extraordinaria campaña de marketing desplegada por SELAE y su
fábrica de los sueños) reside la verdadera estrategia del operador para
incrementar sus ventas.
Pero insisto,
los individuos no calculan probabilidades, algunos ni siquiera las conocen (en
España, a diferencia de lo que sucede en otros países europeos, no existe la
obligación de hacer públicas las probabilidades de éxito de los juegos de
azar), mucho menos valores esperados, les basta con saber que su “sueño” es
ahora más grande (¡y más barato!).